Persépolis (Marjane Satrapi)

De la mano de Marjane Satrapi vino una de mis últimas y más bien escasas incursiones en esto de la novela gráfica. Es innegable que “Persépolis” tiene un marcado sello autobiográfico, pero creo que concluir que es simplemente una historia que nos cuenta la vida de Marjane sería obviar otros temas que también aborda.

Todo comienza con un breve prólogo, poco más que un esbozo de la Historia de Irán que ya nos lo retrata como un país siempre invadido, siempre esclavo de algún modo a lo largo de los siglos. Un antecedente que nos sirve para entender en parte todo lo que Satrapi plasma aquí. Su infancia y, sobre todo, su madurez, coinciden con el clímax de la Revolución Islámica de 1979 en Irán. Veremos que Marjane vivirá los contrastes, intentando comprender los acontecimientos. Al principio, desde el prisma religioso que la ha acompañado toda la infancia. Más tarde, en su adolescencia, llegarán las incoherencias y una perspectiva mucho más práctica.

Si hay un rasgo de la protagonista que destaca en “Persépolis” es su personalidad. Somos testigos de cómo los acontecimientos y las personas que la rodean van moldeando y forjando su carácter, y pronto asociamos dos conceptos. Marjane es rebeldía o, al menos, es inconformismo. Tras la debacle de la guerra, los bombardeos, los seres queridos que se han ido, nos encontramos con un Irán de nuevo oprimido, totalmente incompatible, incluso peligroso, para la mentalidad de Marjane. Sus padres se verán casi obligados a sacarla del país. La salida será Europa, y la primera parada Austria, donde Marjane terminará de formarse.

Y así, no sin dificultades, entrará en contacto con todos los valores occidentales. Se moverá entre ambientes conservadores al principio, para trasladarse a círculos más liberales, una búsqueda constante de su lugar, de su hueco en un mundo que le ofrece destellos de felicidad, de esperanza, pero también se le hace cada vez más extraño y más ajeno. Marjane aprende, se impregna de occidente, vive y cambia. Y cuando decide regresar a Irán, como quien regresa a casa, encuentra que todo ha cambiado y que su mundo de antaño también parece lejos de ser acogedor. “Una occidental en Irán, y una iraní en occidente”, como ella misma define brillantemente ese sentimiento.

“Persépolis” se convierte, con todo el trasfondo, en una historia de búsqueda perpetua de la identidad y de la libertad. Una historia vital complicada, diferente, en la que priman los contrastes de un modo muy ilustrativo. Pero ante todo, una novela gráfica que destaca por su fuerza, por esa impresión que nos deja la fuerza de la verdad, de no estar ante una ficción, sino ante algo posible.