Imagina un mundo en que el pasado se haga visible desde el presente. En que los grandes acontecimientos que cambiaron el mundo no sean sólo cosa de un apéndice en un libro de Historia, sino que podamos verlos con nuestros propios ojos. Casi revivirlos.
Este es el mundo en el que José Carlos Somoza escenifica “Zig Zag” (Plaza & Janés, 2006): un thriller de corte futurista, a medio camino entre el terror y la pura ciencia ficción.
La historia de “Zig Zag” es la historia de Elisa Robledo, una profesora de física teórica que es seleccionada, junto con varios compañeros, para participar en un revolucionario proyecto científico. Se trata de obtener imágenes del pasado y proyectarlas hacia el presente, haciendo práctica la famosa Teoría de las Cuerdas. Tras meses de trabajo, el experimento parece tener éxito y se obtienen dos imágenes: una del período jurásico y otra de la época aproximada de la muerte de Cristo.
Sin embargo, ha habido un error fatal. Las alteraciones de las cuerdas temporales objeto del experimento generarán algo inesperado y, hasta entonces, desconocido. Algo que desafía todas las leyes de la lógica y que pondrá en peligro las vidas de los investigadores.
He de decir que es mi segundo Somoza, tras “La dama número trece”. A priori, resulta bastante diferente. Frente al terror psicológico, intenso y casi surrealista de “La dama número trece”, “Zig Zag” nos presenta un argumento más abierto (más personajes, distintos y variopintos escenarios…) Goza de un ritmo casi endiablado, pese a intercalarse continuamente aclaraciones científicas, casi siempre en los diálogos entre personajes. Somoza ha sabido, en este caso, ir dosificando a la perfección toda esta información más técnica, pero indispensable para que el lector comprenda la trama en su mayor magnitud. Y ello sin renunciar a una novela que atrapa de principio a fin y que depara una nueva sorpresa en cada capítulo.
Somoza opta, en el caso de “Zig Zag”, por un terror muy efectivo, quizás más “popular” y, desde luego, mucho menos difuso que el que rezuma de “La dama número trece”. Quizás ahí esté la clave. Pese a ser ciencia ficción, la amenaza que el autor idea se antoja hoy en día, por algún motivo, bastante real.
Novela recomendable que de paso sienta algunas someras bases “cuánticas” para los no iniciados como servidor. Las justas para hacer, cuanto menos atrayente, una rama de la física tan compleja y desconocida. No es ni el primer Somoza ni el último que tendrá un hueco en el Desván.
Tal como lo pintas tendré que leerlo. Me parece interesante.
ResponderEliminarBesos
Ana
Espero que a ti también te guste tanto, Ana. Gracias siempre por tus visitas :)
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