"El lago"

·

........Hay lugares que parecen dormidos, sumidos en un eterno letargo. Una calma perpetua que, de pronto, un día se trunca, y propulsa estos lugares hacia su pequeño lugar en la Historia. Poblaciones que jamás destacaron por sí mismas serán para siempre recordadas por fatídicos sucesos acontecidos entre sus calles o entre los muros de sus casas.

·

........Lo que aconteció a principios de los años 60 en el tranquilo y bucólico pueblo finés de Bodom es aún, casi medio siglo después, una de esas historias terribles que nunca han alcanzado un desenlace. Ni parece ir a hacerlo ya.

·

········“Aquella noche de Junio, el cansino viento apenas acariciaba las hojas de los árboles que circundaban la orilla, y el lago estaba en una inquietante calma. Una tranquilidad impropia, pues los veranos en aquella región solían traer consigo tardes oscuras en las que predominaban rachas templadas de viento, que se enfriaban a medida que las sombras se extendían y la noche devoraba los últimos resquicios de luz diurna. El reflejo de la luna se extendía cubriendo el ancho de la superficie del agua, dotando al lago del místico encanto del que gozaba algunas noches.

·

········Nils expiró y notó cómo su suspiro se mezclaba con el agitado canto de los grillos en la noche. El oscuro cielo debía estar nublado, puesto que apenas se veían algunas estrellas que destacaban por su brillo entre la negrura. Dejó de alzar la vista y observó los ojos azules que le observaban, impregnados de ese brillo que tan solo el deseo parece lograr hacer perceptible.

·

.

········Los labios de Maila se curvaron para dedicarle una sonrisa amplia, pero que no dejó atisbar ninguno de sus dientes. Él los besó fugazmente y atrajo el menudo cuerpo hacia el suyo, abarcándolo. Aún se podían escuchar, en la distancia, las voces tanto de Ania como de Seppo, que bromeaban en torno a la pequeña hoguera que habían conformado con viejos maderos a su llegada a aquel enclave.

·

········El agitado movimiento de Maila sobre su cuerpo le sobresaltó y le despertó. Ella también había yacido transpuesta hasta aquel momento, pero ahora se mostraba intranquila y su cuerpo rebullía. Al fin se puso en pie y Nils la detuvo.

·

········- Eh, eh... ¿Qué pasa? - Preguntó, aún aletargado.
········- Creo que he escuchado un grito. Voy a ver cómo están Ani y Sep. - Replicó.
········- Espera, espera. - Atajó él, incorporándose. - Ya voy yo. Tu quédate mejor aquí.
········- Déjame acompañarte al menos. - Insistió ella enlazando sus dedos en los de él, en un gesto casi inconsciente.

········- Mejor quédate aquí. No quiero que te pase nada, ¿vale?

·

········Nils abandonó la tienda de campaña guiado por una resolución tan poderosa como ilógica, que no tardó en desvanecerse tras unos instantes. Habiendo tan sólo avanzado unos pocos metros, reparó en el caliginoso silencio que se extendía a su alrededor, y no pudo evitar acongojarse y reducir en consecuencia la velocidad de su avance. La oscuridad a su alrededor era terriblemente espesa, y lograba oprimirle. La luna proyectaba el pobre vislumbre que configuraba la justa iluminación que facultaba a Nils para avanzar sin tropezarse con obstáculos en su trayecto rodeando la propia tienda.

·

·

········Cuando se hubo aproximado lo suficiente a la zona en que los cuatro jóvenes habían estado reunidos durante la mayor parte de la noche, percibió aún vagamente el olor a madera quemada que desprendían las extintas cenizas de lo que había sido una hoguera. Además, la penumbra se tornó si cabe más intensa, y la aprensión que subyacía de avanzar entre las negras garras de las prolongadas sombras, casi insoportable. Al no distinguir la figura de ninguno de sus amigos en aquel claro del bosque en el que habían decidido asentarse en un principio, conjeturó que ambos se habrían retirado ya hacia sus respectivas tiendas, situadas más hacia el interior del terreno, y no lindando con el lago como era el caso de la suya propia. Un súbito escalofrío hizo temblar su espalda, y se arrepintió entonces en cierto modo de haber dejado a Maila en la soledad de la cabaña, y no haberla permitido que le acompañase. A pesar de ello, no optó por regresar sobre sus pasos, y procedió con su exploración.

·

········No pudo reprimir un efímero grito de espanto al detectar movimiento entre la inmensa negrura que le rodeaba. Estaba seguro de haber percibido un sonido similar al crujir de hojas, como si alguien en su avance hubiese perturbado la armonía que la naturaleza traía al bosque durante la noche, y ahora éstas emitían sus quejidos ante la molestia. Se detuvo por completo y trató de adivinar algo, de vislumbrar algún tipo de silueta entre la lobreguez. Pero el sonido que previamente le había alertado ya parecía haberse disipado, y únicamente la más plomiza quietud manaba de entre las sombras.

·

········Un resquicio circular de luz, como de una linterna moderadamente potente, le proporcionó la dirección a seguir. Imaginó que alguno de sus dos compañeros habría dejado una luz encendida, quizá no podría dormir o estuviese leyendo: Ania era una enamorada de las novelas de ficción, y a buen seguro habría traído varias para disfrutar en aquel fin de semana. Terminó de recorrer los escasos metros que le separaban de la sobria tienda de acampada y la rodeó hasta dar con el hueco que le permitiría acceder al interior. Penetró apartando la fina lona que cubría la abertura.

·

········La linterna se encontraba en el suelo, y su haz de luz enfocaba directamente al rostro de Seppo, quien reposaba con los ojos abiertos sobre uno de los colchones que habían dispuesto anteriormente en una esquina del habitáculo.

·

·

········- Sep, cabrón, ¿tanto te cuesta contestar cuando te llamo, joder? - Recriminó, observando la penumbra que envolvía el resto de la tienda. Pero sus palabras, emitidas en un tono quizá más agresivo del que habría pretendido utilizar, sólo las devoró el silencio. Fue en aquel momento cuando reparó en su amigo y estudió su rostro, observando especialmente sus ojos. Identificó su peculiar brillo intenso, que les otorgaba un carácter vítreo muy distante de cualquier matiz expresivo que la vida humana pudiese presentar. Agitado, escrutó su alrededor, y avanzó con repentina violencia hacia la linterna que reposaba en el suelo para hacerse con ella. Su nerviosismo se trasladó a un tembloroso haz de luz que fue dibujando, centímetro tras centímetro, el contorno del cuerpo de Seppo.

·

········Su tez lucía una lividez mortecina, y el horripilante torrente rojizo que brotaba de su pecho hacía desechar cualquier presunción vital en su organismo. Nils experimentó una sensación de carga en su pecho, una plúmbea opresión que consiguió entorpecer su respiración, hasta el punto en que ésta se tornó apresurada y desmesuradamente ansiosa. Gotas de sufrimiento, de esas que casi siempre había logrado reprimir, se desprendieron entonces bajo sus párpados como dos escaladores provistos de arneses que se descuelgan desde la ansiada cima.

·

........El adolescente, que apenas contaba dieciocho años, se mantuvo paralizado por la impresión hasta que un nuevo grito, inconfundible, le espoleó. "Maila no", pensó, y el eco de su blasfemia reverberó entre los acolchados muros de su encéfalo mientras deshacía el camino recorrido hasta su tienda de campaña, viéndose desequilibrado por los numerosos escollos que surgieron en su camino, y que la limitada visión que le proporcionaba la robusta linterna no le permitió detectar.

·

........Llegó plagado de magulladuras y sanguinolentos cortes en sus manos, fruto a buen seguro de las varias ocasiones en las que se había precipitado al suelo en su vertiginosa carrera, y nada más sobrepasar la sencilla lona descubrió el cuerpo de Mai, aún convulsionándose, regurgitando el carmín vital que hasta entonces había fluido cíclicamente a través de su aorta. Acompañando su abrupto movimiento con un ronco grito, se arrimó con torpeza hacia ella y refugió su semblante, que comenzaba a adoptar un tono macilento, entre sus brazos.

·

........Cuando el continuo sonido de su llanto en desconsuelo le permitió escuchar las débiles pisadas que se acercaban a su espalda, amortiguadas eficazmente por el dúctil césped, se giró, pero la negra y corpulenta figura ya se cernía sobre él, y sus músculos no se coordinaron a tiempo para materializar la reacción que su mente había generado. De él, sólo atisbó a vislumbrar su erguida pose, y un extraño resplandor en sus ojos cimentado, quizá, por la pasión que debía guiar aquel acto. Después, el frío álgido de un filo se alojó en su abdomen, con un lacerante dolor que le provocaba fríos sudores. Finalmente, se desvaneció tras recibir un fuerte impacto en su cabeza.

·

·

........Al alba, cuando la soporífera oscuridad vio concluido su temporal reinado y rojizas líneas, paralelas al horizonte, surgieron en el cielo y se proyectaron sobre la quietud del lago, un lugareño halló casi de modo accidental el cuerpo malherido de Nils Whilhelm Gustafsson, junto con los tres cadáveres de los que habían sido sus compañeros de acampada. Por su parte, Nils se despertó en un hospital de Helsinki, conservando tan sólo vagos y aislados recuerdos, que permanecen nítidos sin que el poder del tiempo alcance a emborronarlos, hasta hoy.”

·

...........................................................................................................................Bodom, 4 de junio de 1960

·