"La lluvia"
Aquella tarde había decidido dormir sin límites, sin sonoros grilletes, y sólo el sonido de la lluvia contra el cristal consiguió despertarle.
Era tarde, aunque no lo suficiente para ahorrarse su ritual más predilecto. Así que, desperezándose, se aproximó a la ventana, la abrió y escuchó caer la lluvia. Le gustaba hacerlo, dejar la mente en blanco y esperar a que aquel sonido suave como una caricia y aquel olor a humedad atrajesen sus pensamientos.
Sabía a ciencia cierta que desde hacía meses atraer pensamientos era algo así como pensar exclusivamente en ella, pero eran pensamientos distintos a un nivel imposible de explicar. Y los necesitaba. Necesitaba pensar en ella como la persona que un día había sido su vida, como la amiga más especial, por encima de cualquier otro sentimiento. Como el confidente que quizás necesitara y ya nunca más se pondría a buscar. Necesitaba pensarla revisando las conversaciones que habían mantenido, los aromas, y el tono de sus voces. Repasando los recuerdos.
Cuando la lluvia arreciaba, a veces sus recuerdos adquirían tanta nitidez que parecía que podía revivir todos aquellos buenos momentos, como si fuesen historias cuyo final se pudiese cambiar sustituyendo o eliminando algo. Una palabra, toda una frase, una sonrisa, un gesto. Algo.
Hasta que la realidad regresaba de pronto, cayendo como el plomo, y susurrándole al oído, para que sólo él pudiera escucharlo, que aquella historia ya había sido escrita, y el final cubierto. La había ido trazando él mismo en su alma, durante varios años, y se había ido sorprendiendo con cada giro. Hasta el final, que había escrito rápido y seguramente con mala caligrafía, casi esperando que todo fuese una broma de mal gusto.
Había surgido el silencio, extraño, caliginoso y sin justificación. Se había esforzado por interpretarlo pero había desistido.
Y entonces poco a poco la ciudad despertó. Y poco a poco, en él despertó la otra mitad, esa sombra silenciosa que comenzaba a dibujarse cuando todo volvía a la normalidad, y el sol surgía de nuevo. Esa sombra que no se cansaba de preguntarle cuánto tiempo podía seguir alimentando aquel corazón con recuerdos. A veces, él pensaba que aquella figura tenía razón, que en realidad llevaba meses esperando palabras que no arribarían jamás a ese puerto en que él aguardaba. ¿Era posible? ¿Era posible que aquella historia hubiese agonizado hasta perder todo su fulgor?
Pedro, su mejor amigo, entró en la habitación escasos instantes después. Le encontró allí, situado frente a la ventana, como tantas otras veces. ¿Qué miraba? ¿Qué podía ver a través del cristal? La pregunta parecía estúpida: Él había perdido la vista en un accidente de tráfico, hacía ya cinco años.
Pero, por alguna razón, cada vez que lo veía allí estaba más convencido de que aquellos ojos muertos no lo estaban tanto.
So,
is this the end
for us, my friend?
(Creed)
Corto pero intenso y eso es algo dificil de conseguir Rober. Consigues remover la fibra sensible del lector y ponernos en el lugar del protagonista, porque ¿quién no se ha sentido así alguna vez?
ResponderEliminarLeí alguna vez al principio de entrar en tu blog que no te gustaba el sonido de tu voz, no puedo decir nada sobre eso porque nunca hemos hablado personalmente pero si puedo decirte que el sonido de tu voz interior con el que expresas tus sentimientos es uno de los más bonitos que he oído nunca, no dejes de escribir nunca amigo mio, porque poner voz a los sentimientos es un don que muy pocos tienen.
Un abrazo Rober!!!!!
Muchas gracias como siempre, Ana.
ResponderEliminarUn poco de pensamiento no viene mal tampoco en este rincón. Yo creo que todos sabemos poner voz a nuestros sentimientos, y de hecho está bien hacerlo de vez en cuando para que no nos ahoguen.
De una manera y otra es algo que todos hacemos, a nuestra manera, y la mía a veces es ésta. Me alegro que te guste :)
Felicidades por su corto relato. Tiene todos los ingredientes literarios para conseguir que el lector llegue al final y éso, no siempre se consigue en relatos cortos....
ResponderEliminarPonerle voz a los sentimienetos, deseos, sueños, es siempre o un don, o una cualidad...
Usted escoja la que más le guste!
Felicidades nuevamente.
Sylvia
Muchas gracias, Sylvia, celebro que te guste :)
ResponderEliminarPara mí muchas veces es más una necesidad que un Don. A veces hay que canalizar lo que sentimos de alguna manera, no es bueno querer ser una papelera sin fondo en la que arrojar todo lo que nos hace daño.
¡Un beso y muchas gracias por comentar!
Robert, Tu respuesta me díce que mantienes vivo tu blog y que procuras la correspondencia entre tus visitantes y tu... ¡me gustó!...
ResponderEliminarPor otro lado, me llegó una invitación para registrarme... me puedes informar si proviene de tu blog?...
Me gustaría participar más activamente en algún foro de literatura, en especial, en donde pueda poner algunos escritos míos, también a mí me dá por escribir mis anhelos, mis fracasos, mis amores, mis desamores... aunque luego los esconda...
¡algún día serán un tesorooooo...! ¿no crees?...
Sylvia
Hola otra vez, Sylvia, te había respondido al correo aunque no sé si lo habrás leído.
ResponderEliminarNo creo que la solicitud de registro sea de mi blog, no sé si está habilitada esa opción, a no ser que sea una suscripción al feed o algo así, pero nunca se envía de forma automática creo.
Por supuesto, todo lo que escribas terminará siendo una especie de tesoro al menos para tí, y si decides compartirlo puede que también para los demás. Todo lo que escribimos esconde mucho más para nosotros como autores que lo que reflejamos en los relatos, y está bien que esas cosas queden ahí para cuando queramos echar la vista atrás.
Respecto a lo que me comentas del foro, yo participo de vez en cuando en uno llamado "Abrete libro", aunque más que nada lo uso para recabar informaciones sobre libros, también tiene una zona para que los usuarios cuelguen sus escritos.
¡Un abrazo!