martes, 22 de septiembre de 2009
lunes, 14 de septiembre de 2009
"El patio"
[gigya width="550" height="400" src="http://files.bannersnack.net/app/swf/EmbedCanvas.swf?hash_id=b3df3a9bd056c64b538eef815b146725&bgcolor=141414" quality="high" wmode="tranparent" ]
········Hay lugares especiales, capaces de alterar una parte, a veces íntima, de nosotros mismos. Esta suerte de postulado tenía para mí la misma fuerza que cualquier aseveración científica, teórica pero nunca puesta personalmente en práctica. Cuando aquel atardecer observé el patio a través de la película de polvo que tornaba opacos los cristales de la ventana, todo cobró una nueva dimensión.
········
········Había sido un largo y tedioso viaje, y los preparativos habían resultado tan frenéticos que me había visto casi forzado a alojarme en aquella vieja pensión ante la alta ocupación que traía consigo el período estival. Acostumbrado a hoteles lujosos y confortables, el contraste era demasiado severo como para hacer gala siquiera de un ápice de buen humor. El propietario, un hombre que rondaría los 50 años, adusto y con un rostro anguloso, pareció mostrar cierto recelo ante mi traje de ralla diplomática, como no queriendo creerse que alguien como yo pudiese terminar en un antro como aquel. Apostaría incluso a que dada la situación aplicó una tarifa sensiblemente superior a la habitual, pero sumirme en una discusión era lo último que deseaba en aquel momento.
martes, 1 de septiembre de 2009
"El mejor viaje jamás narrado"
·········Preferí cambiar por unos kilómetros el volante por el asiento trasero del vehículo. Por minutos, olvidé las líneas en la calzada, los carteles indicadores y las señales de tráfico. Preferí fijar mi atención en los suaves límites de tu semblante, en la curvatura rosada de tus labios y en el tacto de tu piel.
·
·········Por una vez, olvidé la frescura del verde paisaje y el agradable tono del cielo al atardecer. Pudieron más tus caricias, y esos ojos en cuyo brillo siempre me veo reflejado. Y el calor de tu pecho venció con creces al vacuo respaldo del asiento, o al cristal de la ventanilla.
·
··········Esta vez, desterré mis pensamientos y dormité abrazado a tu cuerpo como si nunca más pudiese volver a hacerlo.
·
·········E hiciste de un trayecto cualquiera el mejor viaje jamás narrado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)