Quienes lo han experimentado
comentan a veces que el éxito suele ser efímero, que lo extraño es que se
prolongue demasiado en el tiempo. Quienes lo vemos desde fuera no podemos más
que asentir y recordar un buen puñado de esos “cantantes de una sola canción”.
Si hubiese que resumir “Whiplash” en
una palabra sería esa, éxito. Porque
este aplaudido filme de Damien Chazelle,
ganador de tres Óscar, oscila en esa delgada línea que no siempre separa la
obsesión del éxito. Explora las luces y las sombras, oscilando notoriamente más
hacia estas últimas. Hay casi cierto tinte de desmitificación, o al menos de racionalización
del éxito, de mostrar esa otra cara en la que a veces no reparamos. Para
eso nos pondremos en la piel de un afortunadísimo Milles Terrer que encarna a
un joven y su empeño por triunfar como batería. Lo veremos progresar y veremos
cómo Terence Fletcher, un talentoso profesor, decide reclutarlo para su banda
en el Conservatorio. Aparentemente el primer paso hacia su sueño, pero nada más
lejos de la realidad. Fletcher, solventemente interpretado por J.K. Simmons, se
nos revela como un maestro no solo exigente, sino también estricto hasta casi
resultar despótico e imprevisible. Lo que sigue es la evolución de nuestro protagonista
ante una mejora diaria prácticamente impuesta. Su obsesión, sus miedos, sus sacrificios, todo aquello a lo que no
dudará en renunciar. Quizá esperaba un paso más a nivel de guión, pero
merece la pena ver a un Terrer casi camaleónico, plasmando cada etapa de su
particular montaña rusa y haciéndolo con solidez.
No soy el mayor fan del anime
pero esta serie llevaba ya en mi punto de mira bastante tiempo. Basada en una
serie manga homónima, la trama se centra en el Death Note, un cuaderno
custodiado por los Shinigamis (dioses de la Muerte) que termina en poder de
Light Yagami, un estudiante modélico. Su funcionamiento es simple: Light puede
matar a cualquier persona simplemente anotando su nombre en el cuaderno y visualizando
mentalmente su rostro. La posibilidad, inmensa, nos arrastra hasta lindes casi
éticos. Abrazado a la idea de construir un mundo mejor, Light comenzará a
eliminar uno por uno a criminales, malhechores, y a cualquier persona que
considera una amenaza para la sociedad o para sí mismo. Sin embargo, pronto
despertará la atención de la policía, que no dudará en recurrir a L,
prestigioso y audaz detective, para encabezar el caso.
La serie, de 37 episodios, se
resume prácticamente en un pulso constante entre Light, oculto tras el alias de
Kira, y el resto de personajes que intentarán detenerle o descubrir su
identidad. Una vuelta de tuerca constante, quizá algo excesiva a veces, que sin
embargo sirve para dosificar el suspense de forma más que efectiva. Una trama
apoyada en ese sustento casi sobrenatural que sin embargo no busca desligarse
de la realidad. Más bien al contrario, jugando con conceptos como la justicia,
la influencia mediática, o la ética tras las acciones del calculador Yagami. Una
historia en la que los buenos rotundos y los malos incuestionables tienden a
diluirse.