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lunes, 16 de enero de 2012

"El Clan del Oso Cavernario" (Jean M. Auel)

Hoy os traigo una de las novelas de tinte histórico más genuinas que he podido leer nunca. Sobre todo por el contexto en que se sitúa la trama: un período tan desconocido como es la prehistoria.




“El Clan del Oso Cavernario” fue publicado en 1980 y supuso un fenómeno editorial a nivel mundial. Era solo la primera de las entregas que terminarían por conformar la saga “Los Hijos de la Tierra”. Fue escrita por la americana Jean M. Auel que, tras finalizar sus estudios en Portland, comenzó una profunda investigación sobre la prehistoria. Una búsqueda que fue mucho más de lo meramente documental y las horas de biblioteca. Auel asistió a diversos cursos de supervivencia y viajó a Europa, visitando los enclaves en los que después situaría la acción de su novela.


Este primer volumen de la serie tiene como protagonista a Ayla, una niña cromañón que ve como, de un día para otro, un devastador terremoto destroza su pueblo y se lleva consigo a todos sus seres queridos. Sola y desesperada, comienza a vagar por instinto hasta que sufre el ataque de un león cavernario. Malherida, es descubierta y rescatada por los neandertales del Clan del Oso Cavernario. Iza, la curandera, se encarga de cuidarla y sanar sus heridas, pese a la reticencia del propio jefe del clan.

Poco a poco surge un profundo afecto entre la niña e Iza, que también se contagia al Mog-ur Creb, una especie de mago que actúa como enlace entre el mundo terrenal y el espiritual. Sin embargo, su aceptación como miembro del clan es complicada: Ayla es demasiado diferente, y forma parte de los que el clan llama “los otros”, lo que provoca la desconfianza del resto del grupo. No sin dificultad, Ayla irá adaptándose a las normas y las costumbres del clan, ganándose su propia posición. Sin embargo, no todos aceptan su presencia y Broud, hijo del actual jefe del clan y futuro sucesor, tratará de hacerle la vida imposible desde el primer momento.

La adaptación de Ayla a su nuevo hogar es la base sobre la que se articula toda la historia que Auel nos propone. Es como si nos invitase a ser un nuevo miembro más del clan y a acompañar a Ayla en su iniciación. Compartimos sus errores, sus recelos y sus aventuras. A través de Ayla vamos descubriendo, capítulo tras capítulo, la estructura social del clan. También sus costumbres y, sobre todo, sus creencias. La espiritualidad adquiere un papel fundamental en la historia con la presencia de Creb, un personaje magnífico que nos hará entender la importancia que los antiguos daban a los espíritus, a sus tótems, cómo organizaban prácticamente su vida en torno a ellos. 




Las tareas del día a día ocupan también buena parte de las descripciones en la novela. Auel detalla con maestría cómo nuestros antepasados cazaban, recolectaban, cocinaban, prendían fuego, se abastecían prudentemente ante la llegada del invierno, se relacionaban unos con otros, competían, curaban sus heridas… Auel aprovecha claramente en este punto sus cursos de supervivencia, narrándonos, tarea tras tarea, cómo se vivía hace tantísimos miles de años.

Esto hace que a veces la historia resulte densa, un tanto plomiza en los puntos en que abundan este tipo de descripciones pormenorizadas. Sobre todo durante los primeros capítulos, en los que se nos presenta al clan, su organización y sus reglas. Después, la historia va adquiriendo ritmo más novelero a medida que nos perdemos entre las páginas.

Me gusta la Historia, aunque curiosamente casi nunca está entre los temas de mis lecturas predilectas. Además de para reconciliarme un poco con ella, esta novela ha acentuado una sensación que siempre he tenido cuando leo algo que tiene que ver con la Historia. Y cuanto más antigua es esa Historia, más fuerte es esa sensación. Mirar atrás desde la actual era de la tecnología me trae siempre el mismo pensamiento: ¿Realmente hemos avanzado tanto? No me refiero al progreso científico, tecnológico o incluso ético, que es indudable. Me refiero a un progreso humano. ¿Hemos evolucionado tanto como especie en todo este tiempo?

¿No tenemos, aún hoy, los mismos impulsos, las mismas necesidades, e incluso los mismos miedos de antaño?

5 comentarios:

  1. ¿Te quieres creer que no lo he leido?
    Lo he visto siempre como una historia floja sin tener noción de ella. Tal vez me lo deba de replantear y olvidarme de comentarios de mi madre.
    Besos

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  2. A mí tampoco es que me atrajese el argumento especialmente. El libro fue mi regalo del amigo invisible y ha resultado ser acertadísimo.

    Seguiré poco a poco con la serie.

    ¡Besos! ;)

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  3. No se, no sé...
    No termino de verle enganche, y eso que Neanderthal y similares me han gustado, como te dije, culparé a mi madre.
    Besos

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  4. Lo leí hace unos cuantos años, cuando estaba en pleno apogeo y me gustó tanto que seguí con la saga, hasta el cuarto ejemplar... en que me cansé. Eso si, este primero es el mejor.
    Un abrazo.

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  5. Hola Kayenna!

    Yo también tengo planeado seguir con la saga, este primero me ha gustado mucho. Poquito a poco me los iré devorando.

    Gracias por la visita, un beso! :)

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