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jueves, 28 de octubre de 2010

Invierno


       Por fin había llegado el invierno. Para quedarse. Habían regresado las lluvias, el viento feroz, las nubecillas de vaho, residuos de las palabras. Incendios en las conversaciones a pocos grados de temperatura.
       Por fin se había ido el calor, y las calles repletas de críos ociosos. Y las toallas extendidas sobre la arena, y las minifaldas, aunque no tanto. Por fin las playas se habían quedado vacías, desiertas, olvidadas. Habían desaparecido las terrazas en los bares, y agonizaban las canciones del verano. Por fin se habían ido las noches interminables, y el color.
       Quizás por eso me gusta el invierno, de la misma manera que una fotografía en blanco y negro. Respiran la misma suerte de misticismo. El color, a veces, sólo disfraza la esencia de las cosas.
·
       Había llegado el invierno con sus heladas y sus abrazos amortiguados entre capas de ropa. Y, justo entonces, había decidido cambiar. Comenzar a escribir fue tan sólo una parte de ese cambio. Lo necesitaba. Necesitaba abandonar la ciudad tal como lo hice, irme lejos. Lejos de mi familia, de los amigos a quienes me había debido desde hace años. Lejos de la rutina y, por supuesto, lejos de Diana.
       Tardé meses en comprender que quizás no volvería nunca, que quizás los mensajes que le había enviado permanecerían tal como estaban, sin respuesta. Tardé en asimilar que no siempre podemos conseguir lo que merecemos, y que quizás ésta es una de esas cosas que no podemos llegar a comprender. Pero con las que hay que aprender a vivir.
       Me prometí olvidarla. En la medida de lo posible. Como quizás ella ya había hecho mientras yo aún aguardaba. Sólo entonces empecé a vivir para mí, de nuevo. Y creo que fue entonces cuando comenzó a fraguarse la idea en mi mente. La posibilidad de cumplir un viejo sueño. Aunque hubiese que romper con casi todo. Aunque tuviese que arrancar mi vida anterior casi de raíz. Tardé menos de una semana en tomar la decisión y hacer las maletas.
 
       Hace unos segundos he visto por primera vez su silueta. Parece que casi estamos llegando. Anochece, el horizonte hace rato que ha dejado de sangrar, y mirar a través de la ventanilla es toparse con una miríada de luces que se extienden casi hasta donde la vista alcanza. Desde aquí, Arsonville parece una fortaleza, resguardada tras un promontorio por el que ahora descendemos. Sólo vulnerable por mar. Quiero pensar que encierra todas las esperanzas que busco, pero la primera impresión no ha sido como esperaba. Quizás entre todas esas estrellas que se agolpan ahí abajo esté lo que busco. Pero hay algo más. Hay algo oscuro entre toda esa luz.
·
       Ahora, he de dejar de escribir. Enseguida llegaremos y tendré que recoger mis cosas y apearme del autobús. Mantener este diario es una de las cosas a las que quiero acostumbrarme en esta nueva vida en Arsonville.
       Sólo espero ser muy malo con las primeras impresiones.

6 comentarios:

  1. Me ha enamorado tu descripción del invierno!!!!!

    Los cambios siempre son difíciles, y aunque quieras hacerlos, porque en un futuro te vaya mejor, dar el paso nunca es sencillo.

    Esperaré a ver si resultan igual de malas las segundas impresiones de Arsonville ;)

    Un besito guapo!

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  2. Me acabo de dar cuenta que tenía el comentario sin respuesta!!

    Gracias Rebe! Los cambios son difíciles, pero necesarios! ;)

    Besos!

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  3. Magníficas descripciones Rober, con ellas situas al lector dentro del relato haciéndole partícipe del mismo.

    Como bien dices los cambios son necesarios y si son debidos a una mala jugada del destino mucho más. A veces una mala experiencia activa el resorte necesario en nosotros para realmente encontrarnos a nosotros mismos.

    Ni en la luz todo es color ni en la oscuridad todo es negrura!!!!

    Un abrazo y enhorabuena por tan magnífico relato!!!!!

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  4. Me ha gustado tu frase, Ana. No existen extremos, la realidad siempre está en el término medio.

    Besos y gracias por tus palabras, y por pasarte siempre! :)

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  5. Uau qué pasada de relato! Es la primera vez que entro aquí, nevagaba por casualidad buscando inspiración... Me pasaré a menudo, todo lo que me permita mi tiempo y mi ánimo. Es estupendo poder leer estas narraciones, me sumergo en tus palabras y las llevo a mi vida y a lo vivido.

    Un placer coincidir en esta vida, prometo pasearme por aquí,

    Di :)

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  6. ¡Oh, Dios, el terror más terrible para un escritor! ¡Sus propios personajes comentan sus relatos! :)

    Na, ya bromas aparte, me halaga que te haya gustado el relato. Y te felicito por tu forma de leer un relato. Parece una tontería, pero leer es mucho más que comprender lo que hay escrito en un papel. Es sumergirse en la historia y, como dices, trasladar la historia a nuestra propia experiencia. Es lo enriquecedor de cualquier historia. Por eso me alegra que la mía a tí te haya servido

    Será un placer verte por aquí, Diana. Yo también prometo intentar actualizar esto más a menudo. El tiempo no me lo permite demasiado últimamente.

    Un beso y, como dices, un placer coincidir en esta vida :)

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