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lunes, 21 de junio de 2010

"La lluvia"

Aquella tarde había decidido dormir sin límites, sin sonoros grilletes, y sólo el sonido de la lluvia contra el cristal consiguió despertarle.
Era tarde, aunque no lo suficiente para ahorrarse su ritual más predilecto. Así que, desperezándose, se aproximó a la ventana, la abrió y escuchó caer la lluvia. Le gustaba hacerlo, dejar la mente en blanco y esperar a que aquel sonido suave como una caricia y aquel olor a humedad atrajesen sus pensamientos.
Sabía a ciencia cierta que desde hacía meses atraer pensamientos era algo así como pensar exclusivamente en ella, pero eran pensamientos distintos a un nivel imposible de explicar. Y los necesitaba. Necesitaba pensar en ella como la persona que un día había sido su vida, como la amiga más especial, por encima de cualquier otro sentimiento. Como el confidente que quizás necesitara y ya nunca más se pondría a buscar. Necesitaba pensarla revisando las conversaciones que habían mantenido, los aromas, y el tono de sus voces. Repasando los recuerdos.